

Hipoteca2: Cuando el sueño se convirtió en una pesadilla
Todxs tenemos un sueño, ya sea conseguir un buen empleo, el amor de nuestra vida, tener hijos, nietos, sobrinos… incluso sueños más materiales como un buen coche o porqué no decirlo; que nos toque la lotería. Hay sueños más realizables o alcanzables que otros.. eso es otra gran verdad: los sueños son como una gran gama de colores, hay cientos de tonalidades diferentes dependiendo de la persona a la que se le pregunte,ya que cada persona desea una cosa distinta.
El de Francisco, era tener un hogar, como estoy seguro que hoy en día miles de personas lo desean, o por lo menos lo han deseado alguna vez. Por desgracia Francisco ya no está entre nosotrxs para contarlo, pero nosotros contaremos como su sueño llegó a convertirse en una pesadilla, esta es su historia.
Francisco un joven albañil de 28 años, empezó a crear su proyecto de vida, como imagino que todos tendremos alguna vez; y en ese proyecto, estaba contemplado tener su propia casa, un lugar que tener, un lugar propio, un derecho, que se supone que tenemos todos y poder así vivir con su pareja y crear así su propia familia. Pues bien, para ello Francisco compró un pequeño terreno en la que posteriormente sería conocida como la calle Cartago (en las afueras de córdoba) gracias a que sus suegros hipotecaron su casa.
Con el dinero que los suegros prestaron a Francisco, este empezó a construir, lo que en un futuro sería su perdición. Como bien hemos comentado antes este era albañil y una mala tarde, en el trabajo tuvo un accidente. Un accidente que hizo que se rompiera la pierna quedándose así impedido para seguir trabajando, por ello estuvo un año y medio en esta situación hasta que pudieron operarlo y como es natural estuvo de baja en todo ese tiempo.
Para poder ir sobrellevando los gastos que iban apareciendo durante su periodo de baja laboral, Francisco fue encadenando una serie de préstamos que posteriormente los empezaría a saldar con una segunda hipoteca esta vez sobre la casa de sus padres.
Durante un breve periodo de tiempo Francisco fue feliz: se casó con su novia, e incluso tuvo una hija, todo marchaba sobre ruedas, o eso fue lo que pensó él. Pero poco le duraría esa felicidad, ya que cuando todo parecía ir bien, apareció la crisis económica, esta misma crisis fue la que al poco tiempo de aparecer, acabó de la noche a la mañana con su trabajo (recuerdo que Francisco trabajaba en la construcción), y apareció en su vida una palabra que antes no tenía nada que ver con él, la palabra era DESESPERACIÓN; esta desesperación hizo que Francisco pidiera una 3º hipoteca esta vez, la casa que hipotecó fue la suya propia, juntándose con ello con tres hipotecas a su cargo (la de sus suegros, la de sus padres y la suya propia)
Este pensó por aquel entonces que esta situación (la de la crisis económica) menguaría y que pronto volvería a trabajar: además con el dinero de esta tercera hipoteca podría pagar las dos primeras y podría seguir adelante, pero no fue así. En poco tiempo Francisco y su familia empezaron a ver que habían cometido más de un error, ese error se llamaba SOBREENDEUDAMIENTO.
Ahora tanto él como su mujer estaban sin empleo, tenían varias hipotecas a su cargo y corrían el riesgo de que tanto él como sus suegros o sus propios padres, podrían acabar en la calle; por ello este estuvo buscando a la desesperada empleo pero no lo consiguió, la entidad bancaria embargó la pensión de los padres.
Debido a su situación y a sus escasos ingresos (426 € al mes para parados de larga duración) este y su familia se veían obligados a acudir a comedores sociales para poder comer; a la desesperada Francisco intentó autolesionarse así mismo cortarse el cuello frente a la entidad bancaria, por suerte en aquel momento pudieron rescatarlo a tiempo.
Este encontró algo de luz cuando empezó a recibir ayuda psicológica y se unió a la plataforma Stop desahucios; juntos consiguieron tras muchas batallas la dación en pago de su vivienda, pero al año de esta recibió una reclamación de la Agencia Tributaria de 400 €. Este descubriría poco después que la dación en pago que le habían concedido no era total, sino parcial y que aún debía 22.000 €. Finalmente sin fuerzas, por sentirse estafado, tras llevar a su hija de 8 años al colegio y aprovechando que no había nadie en casa, decide quitarse la vida arrojándose por la ventana de un cuarto piso.
Como Francisco muchas personas decidieron poner punto y final a su vida. En 2014 España sufrió una de las olas de suicidios más altas de su historia 3.910 personas; incrementando sustancialmente un 20% más si lo comparamos con los niveles previos a la crisis económica.
En nuestras manos está no olvidar estos datos, aprender de los errores cometidos y sobretodo recordar a aquellas personas que no están o se fueron por la avaricia y la desvergüenza de muchos que intentaron aprovecharse de la situación de vulnerabilidad en la que se encontraban.
Más de 600.000 ejecuciones hipotecarias en 3 años
Más de 600.000 ejecuciones hipotecarias tuvieron lugar en el periodo más duro y crudo de la crisis financiera; nos referimos al intervalo de tiempo que abarca de 2012 al 2015. España obtuvo el triste ranking del 30% de viviendas vacías en Europa en 2011 según un informe de Amnistía Internacional.
En este informe deja claro la total desprotección y desamparo del individuo o de una familia que por desgracia pasa esta situación. Surgiendo desde entonces, nuevas figuras o empresas que hacen su agosto a base de desgracias ajenas: nos referimos a las empresas de cobro de morosos, muchas de estas han sido denunciadas por intimidación, vejaciones e incluso por extorsión de estas personas o la figura de los prestamistas. Estos intentan aprovechar la vulnerabilidad de la gente que sufren una situación desesperada, para beneficiarse económicamente de estas.